domingo, 11 de marzo de 2007

Aura de un árbol casi seco

El mundo se nos presenta como un medidor relativo nuestros actos, como una interfaz en movimiento contaste. Se trata de comprenderlo como un proceso de flujo, elemento generador de trayectos. La interfaz no tiene límites pues construye una vía de comunicación. Es un procesos en el cual se potencializa la conexión y los intercambios. Es como una membrana intangible que no separa sino que aproxima, permitiendo una osmosis, una influencia reciproca entre las partes de una visión sistémica. Este medio nos es útil para logar la contemplación (no solo limitarse a observar, sino hacer parte de la observación misma) de la naturaleza y de esta manera poder interactuar con lo que nos rodea mediante experiencias conscientes. Esto fue lo que me ocurrio al intentar contemplar el aura de un arbol casi seco: las geometrias generadas entre las ramas secas del árbol se abrieron como túneles dentro de los cuales encontré movimiento.

No hay comentarios: